lunes, 25 de enero de 2010

QUIEN ES JESUCRISTO

Por los Años 90 desde Jesucristo. Casi sesenta años: Después. De su muerte, y resurrección.

APOCALIPSIS

1 La revelación de Jesucristo

1 Ésta es la revelación de Jesucristo, que Dios le dio para mostrar a sus siervos lo que sin demora tiene que suceder. Jesucristo envió a su ángel para dar a conocer la revelación a su siervo Juan,

2 quien por su parte da fe de la verdad, escribiendo todo lo que vio, a saber, la palabra de Dios y el testimonio de Jesucristo.

3 Dichoso el que lee y dichosos los que escuchan las palabras de este mensaje profético y hacen caso de lo que aquí está escrito, porque el tiempo de su cumplimiento está cerca.

Salutación a las siete iglesias 4.

4 Yo, Juan, escribo a las siete iglesias que están en la provincia de Asia: Gracia y paz a ustedes de parte de aquel que es y que era y que ha de venir; y de parte de los siete espíritus que están delante de su trono;

5 y de parte de Jesucristo, el testigo fiel, el primogénito de la resurrección, el soberano de los reyes de la tierra. Al que nos ama y por cuya sangre nos ha librado de nuestros pecados,

6 al que ha hecho de nosotros un reino, sacerdotes al servicio de Dios su Padre, ¡a él sea la gloria y el poder por los siglos de los siglos! Amén.

7 ¡Miren que viene en las nubes! Y todos lo verán con sus propios ojos, incluso quienes lo traspasaron; y por él harán lamentación todos los pueblos de la tierra. ¡Así será! Amén.

8 "Yo soy el Alfa y la Omega --dice el Señor Dios--, el que es y que era y que ha de venir, el Todopoderoso."

Una visión del hijo del hombre 9.

9 Yo, Juan, hermano de ustedes y compañero en el sufrimiento, en el reino y en la perseverancia que tenemos en unión con Jesús, estaba en la isla de Patmos por causa de la palabra de Dios y del testimonio de Jesús.

10 En el día del Señor vino sobre mí el Espíritu, y oí detrás de mí una voz fuerte, como de trompeta,

11 que decía: "Escribe en un libro lo que veas y envíalo a las siete iglesias: a Éfeso, a Esmirna, a Pérgamo, a Tiatira, a Sardis, a Filadelfia y a Laodicea."

12 Me volví para ver de quién era la voz que me hablaba y, al volverme, vi siete candelabros de oro.

13 En medio de los candelabros estaba alguien "semejante al Hijo del hombre", vestido con una túnica que le llegaba hasta los pies y ceñido con una banda de oro a la altura del pecho.

14 Su cabellera lucía blanca como la lana, como la nieve; y sus ojos resplandecían como llama de fuego.

15 Sus pies parecían bronce al rojo vivo en un horno, y su voz era tan fuerte como el estruendo de una catarata.

16 En su mano derecha tenía siete estrellas, y de su boca salía una aguda espada de dos filos. Su rostro era como el sol cuando brilla en todo su esplendor.

17 Al verlo, caí a sus pies como muerto; pero él, poniendo su mano derecha sobre mí, me dijo: "No tengas miedo. Yo soy el Primero y el 'Ultimo,

18 y el que vive. Estuve muerto, pero ahora vivo por los siglos de los siglos, y tengo las llaves de la muerte y del infierno.

19 "Escribe, pues, lo que has visto, lo que sucede ahora y lo que sucederá después.

20 Ésta es la explicación del misterio de las siete estrellas que viste en mi mano derecha, y de los siete candelabros de oro: las siete estrellas son los ángeles de las siete iglesias, y los siete candelabros son las siete iglesias.

Casi 2000 años. después, en su segunda venida

APOCALIPSIS 19 Alabanzas en el cielo

1 Después de esto oí en el cielo un tremendo bullicio, como el de una inmensa multitud que exclamaba: "¡Aleluya! La salvación, la gloria y el poder son de nuestro Dios,

2 pues sus juicios son verdaderos y justos: ha condenado a la famosa prostituta que con sus adulterios corrompía la tierra; ha vindicado la sangre de los siervos de Dios derramada por ella."

3 Y volvieron a exclamar: "¡Aleluya! El humo de ella sube por los siglos de los siglos."

4 Entonces los veinticuatro ancianos y los cuatro seres vivientes se postraron y adoraron a Dios, que estaba sentado en el trono, y dijeron: "¡Amén, Aleluya!"

5 Y del trono salió una voz que decía: "¡Alaben ustedes a nuestro Dios, todos sus siervos, grandes y pequeños, que con reverente temor le sirven!"

6 Después oí voces como el rumor de una inmensa multitud, como el estruendo de una catarata y como el retumbar de potentes truenos, que exclamaban: "¡Aleluya! Ya ha comenzado a reinar el Señor, nuestro Dios Todopoderoso.

7 ¡Alegrémonos y regocijémonos y démosle gloria! Ya ha llegado el día de las bodas del Cordero. Su novia se ha preparado,

8 y se le ha concedido vestirse de lino fino, limpio y resplandeciente."

La cena y Las bodas del Cordero 9.

9 El ángel me dijo: "Escribe: '¡Dichosos los que han sido convidados a la cena de las bodas del Cordero!' " Y añadió: "Estas son las palabras verdaderas de Dios."

10 Me postré a sus pies para adorarlo. Pero él me dijo: "¡No, cuidado! Soy un siervo como tú y como tus hermanos que se mantienen fieles al testimonio de Jesús. ¡Adora sólo a Dios! El testimonio de Jesús es el espíritu que inspira la profecía."

El jinete del caballo blanco 11.

11 Luego vi el cielo abierto, y apareció un caballo blanco. Su jinete se llama Fiel y Verdadero. Con justicia dicta sentencia y hace la guerra.

12 Sus ojos resplandecen como llamas de fuego, y muchas diademas ciñen su cabeza. Lleva escrito un nombre que nadie conoce sino sólo él.

13 Está vestido de un manto teñido en sangre, y su nombre es "el Verbo de Dios".

14 Lo siguen los ejércitos del cielo, montados en caballos blancos y vestidos de lino fino, blanco y limpio.

15 De su boca sale una espada afilada, con la que herirá a las naciones. "Las gobernará con puño de hierro." Él mismo exprime uvas en el lagar del furor del castigo que viene de Dios Todopoderoso.

16 En su manto y sobre el muslo lleva escrito este nombre: REY DE REYES Y SEÑOR DE SEÑORES.

17 Vi a un ángel que, parado sobre el sol, gritaba a todas las aves que vuelan en medio del cielo: "Vengan, reúnanse para la gran cena de Dios,

18 para que coman carne de reyes, de jefes militares y de magnates; carne de caballos y de sus jinetes; carne de toda clase de gente, libres y esclavos, grandes y pequeños."

19 Entonces vi a la bestia y a los reyes de la tierra con sus ejércitos, reunidos para hacer guerra contra el jinete de aquel caballo y contra su ejército.

20 Pero la bestia fue capturada junto con el falso profeta. Éste es el que hacía señales milagrosas en presencia de ella, con las cuales engañaba a los que habían recibido la marca de la bestia y adoraban su imagen. Los dos fueron arrojados vivos al lago de fuego y azufre.

21 Los demás fueron exterminados por la espada que salía de la boca del que montaba a caballo, y todas las aves se hartaron de la carne de ellos.

20 los 1000 años

1 Vi además a un ángel que bajaba del cielo con la llave del abismo y una gran cadena en la mano.

2 Sujetó al dragón, a aquella serpiente antigua que es el diablo y Satanás, y lo encadenó por mil años.

3 Lo arrojó al abismo, lo encerró y tapó la salida para que no engañara más a las naciones, hasta que se cumplieran los mil años. Después habrá de ser soltado por algún tiempo.

4 Entonces vi tronos donde se sentaron los que recibieron autoridad para juzgar. Vi también las almas de los que habían sido decapitados por causa del testimonio de Jesús y por la palabra de Dios. No habían adorado a la bestia ni a su imagen, ni se habían dejado poner su marca en la frente ni en la mano. Volvieron a vivir y reinaron con Cristo mil años.

5 Ésta es la primera resurrección; los demás muertos no volvieron a vivir hasta que se cumplieron los mil años.

6 Dichosos y santos los que tienen parte en la primera resurrección. La segunda muerte no tiene poder sobre ellos, sino que serán sacerdotes de Dios y de Cristo, y reinarán con él mil años.

7 Cuando se cumplan los mil años, Satanás será liberado de su prisión,

8 y saldrá para engañar a las naciones que están en los cuatro ángulos de la tierra --a Gog y a Magog--, a fin de reunirlas para la batalla. Su número será como el de las arenas del mar.

9 Marcharán a lo largo y a lo ancho de la tierra, y rodearán el campamento del pueblo de Dios, la ciudad que él ama. Pero caerá fuego del cielo y los consumirá por completo.

10 El diablo, que los había engañado, será arrojado al lago de fuego y azufre, donde también habrán sido arrojados la bestia y el falso profeta. Allí serán atormentados día y noche por los siglos de los siglos.

Año 550 APROXIMADO. antes de su PRIMERA venida.

DANIEL

10 Visión de Daniel junto al rio

1 En el año tercero de Ciro rey de Persia fue revelada palabra a Daniel, llamado Beltsasar; y la palabra era verdadera, y el conflicto grande; pero él comprendió la palabra, y tuvo inteligencia en la visión.

2 En aquellos días yo Daniel estuve afligido por espacio de tres semanas. 3 No comí manjar delicado, ni entró en mi boca carne ni vino, ni me ungí con ungüento, hasta que se cumplieron las tres semanas. 4 Y el día veinticuatro del mes primero estaba yo a la orilla del gran río Hidekel. 5 Y alcé mis ojos y miré, y he aquí un varón vestido de lino, y ceñidos sus lomos de oro de Ufaz. 6 Su cuerpo era como de berilo, y su rostro parecía un relámpago, y sus ojos como antorchas de fuego, y sus brazos y sus pies como de color de bronce bruñido, y el sonido de sus palabras como el estruendo de una multitud. 7 Y sólo yo, Daniel, vi aquella visión, y no la vieron los hombres que estaban conmigo, sino que se apoderó de ellos un gran temor, y huyeron y se escondieron. 8 Quedé, pues, yo solo, y vi esta gran visión, y no quedó fuerza en mí, antes mi fuerza se cambió en desfallecimiento, y no tuve vigor alguno. 9 Pero oí el sonido de sus palabras; y al oír el sonido de sus palabras, caí sobre mi rostro en un profundo sueño, con mi rostro en tierra.

10 Y he aquí una mano me tocó, e hizo que me pusiese sobre mis rodillas y sobre las palmas de mis manos. 11 Y me dijo: Daniel, varón muy amado, está atento a las palabras que te hablaré, y ponte en pie; porque a ti he sido enviado ahora. Mientras hablaba esto conmigo, me puse en pie temblando. 12 Entonces me dijo: Daniel, no temas; porque desde el primer día que dispusiste tu corazón a entender y a humillarte en la presencia de tu Dios, fueron oídas tus palabras; y a causa de tus palabras yo he venido. 13 Mas el príncipe del reino de Persia se me opuso durante veintiún días; pero he aquí Miguel, uno de los principales príncipes, vino para ayudarme, y quedé allí con los reyes de Persia. 14 He venido para hacerte saber lo que ha de venir a tu pueblo en los postreros días; porque la visión es para esos días.

15 Mientras me decía estas palabras, estaba yo con los ojos puestos en tierra, y enmudecido. 16 Pero he aquí, uno con semejanza de hijo de hombre tocó mis labios. Entonces abrí mi boca y hablé, y dije al que estaba delante de mí: Señor mío, con la visión me han sobrevenido dolores, y no me queda fuerza. 17 ¿Cómo, pues, podrá el siervo de mi señor hablar con mi señor? Porque al instante me faltó la fuerza, y no me quedó aliento.

18 Y aquel que tenía semejanza de hombre me tocó otra vez, y me fortaleció, 19 y me dijo: Muy amado, no temas; la paz sea contigo; esfuérzate y aliéntate. Y mientras él me hablaba, recobré las fuerzas, y dije: Hable mi señor, porque me has fortalecido. 20 El me dijo: ¿Sabes por qué he venido a tí? Pues ahora tengo que volver para pelear contra el príncipe de Persia; y al terminar con él, el príncipe de Grecia vendrá. 21 Pero yo te declararé lo que está escrito en el libro de la verdad; y ninguno me ayuda contra ellos, sino Miguel vuestro príncipe.

11 Los reyes del norte y del sur

1 Y yo mismo, en el año primero de Darío el medo, estuve para animarlo y fortalecerlo.

2 Y ahora yo te mostraré la verdad. He aquí que aún habrá tres reyes en Persia, y el cuarto se hará de grandes riquezas más que todos ellos; y al hacerse fuerte con sus riquezas, levantará a todos contra el reino de Grecia. 3 Se levantará luego un rey valiente, el cual dominará con gran poder y hará su voluntad. 4 Pero cuando se haya levantado, su reino será quebrantado y repartido hacia los cuatro vientos del cielo; no a sus descendientes, ni según el dominio con que él dominó; porque su reino será arrancado, y será para otros fuera de ellos.

5 Y se hará fuerte el rey del sur; mas uno de sus príncipes será más fuerte que él, y se hará poderoso; su dominio será grande.6 Al cabo de años harán alianza, y la hija del rey del sur vendrá al rey del norte para hacer la paz. Pero ella no podrá retener la fuerza de su brazo, ni permanecerá él, ni su brazo; porque será entregada ella y los que la habían traído, asimismo su hijo, y los que estaban de parte de ella en aquel tiempo.

7 Pero un renuevo de sus raíces se levantará sobre su trono, y vendrá con ejército contra el rey del norte, y entrará en la fortaleza, y hará en ellos a su arbitrio, y predominará. 8 Y aun a los dioses de ellos, sus imágenes fundidas y sus objetos preciosos de plata y de oro, llevará cautivos a Egipto; y por años se mantendrá él contra el rey del norte. 9 Así entrará en el reino el rey del sur, y volverá a su tierra.

10 Mas los hijos de aquél se airarán, y reunirán multitud de grandes ejércitos; y vendrá apresuradamente e inundará, y pasará adelante; luego volverá y llevará la guerra hasta su fortaleza. 11 Por lo cual se enfurecerá el rey del sur, y saldrá y peleará contra el rey del norte; y pondrá en campaña multitud grande, y toda aquella multitud será entregada en su mano. 12 Y al llevarse él la multitud, se elevará su corazón, y derribará a muchos millares; mas no prevalecerá. 13 Y el rey del norte volverá a poner en campaña una multitud mayor que la primera, y al cabo de algunos años vendrá apresuradamente con gran ejército y con muchas riquezas.

14 En aquellos tiempos se levantarán muchos contra el rey del sur; y hombres turbulentos de tu pueblo se levantarán para cumplir la visión, pero ellos caerán. 15 Vendrá, pues, el rey del norte, y levantará baluartes, y tomará la ciudad fuerte; y las fuerzas del sur no podrán sostenerse, ni sus tropas escogidas, porque no habrá fuerzas para resistir. 16 Y el que vendrá contra él hará su voluntad, y no habrá quien se le pueda enfrentar; y estará en la tierra gloriosa, la cual será consumida en su poder. 17 Afirmará luego su rostro para venir con el poder de todo su reino; y hará con aquél convenios, y le dará una hija de mujeres para destruirle; pero no permanecerá, ni tendrá éxito. 18 Volverá después su rostro a las costas, y tomará muchas; mas un príncipe hará cesar su afrenta, y aun hará volver sobre él su oprobio. 19 Luego volverá su rostro a las fortalezas de su tierra; mas tropezará y caerá, y no será hallado.

20 Y se levantará en su lugar uno que hará pasar un cobrador de tributos por la gloria del reino; pero en pocos días será quebrantado, aunque no en ira, ni en batalla. 21 Y le sucederá en su lugar un hombre despreciable, al cual no darán la honra del reino; pero vendrá sin aviso y tomará el reino con halagos. 22 Las fuerzas enemigas serán barridas delante de él como con inundación de aguas; serán del todo destruidos, junto con el príncipe del pacto. 23 Y después del pacto con él, engañará y subirá, y saldrá vencedor con poca gente. 24 Estando la provincia en paz y en abundancia, entrará y hará lo que no hicieron sus padres, ni los padres de sus padres; botín, despojos y riquezas repartirá a sus soldados, y contra las fortalezas formará sus designios; y esto por un tiempo. 25 Y despertará sus fuerzas y su ardor contra el rey del sur con gran ejército; y el rey del sur se empeñará en la guerra con grande y muy fuerte ejército; mas no prevalecerá, porque le harán traición. 26 Aun los que coman de sus manjares le quebrantarán; y su ejército será destruido, y caerán muchos muertos. 27 El corazón de estos dos reyes será para hacer mal, y en una misma mesa hablarán mentira; mas no servirá de nada, porque el plazo aún no habrá llegado. 28 Y volverá a su tierra con gran riqueza, y su corazón será contra el pacto santo; hará su voluntad, y volverá a su tierra.

29 Al tiempo señalado volverá al sur; mas no será la postrera venida como la primera. 30 Porque vendrán contra él naves de Quitim, y él se contristará, y volverá, y se enojará contra el pacto santo, y hará según su voluntad; volverá, pues, y se entenderá con los que abandonen el santo pacto. 31 Y se levantarán de su parte tropas que profanarán el santuario y la fortaleza, y quitarán el continuo sacrificio, y pondrán la abominación desoladora. 32 Con lisonjas seducirá a los violadores del pacto; mas el pueblo que conoce a su Dios se esforzará y actuará. 33 Y los sabios del pueblo instruirán a muchos; y por algunos días caerán a espada y a fuego, en cautividad y despojo. 34 Y en su caída serán ayudados de pequeño socorro; y muchos se juntarán a ellos con lisonjas. 35 También algunos de los sabios caerán para ser depurados y limpiados y emblanquecidos, hasta el tiempo determinado; porque aun para esto hay plazo.

36 Y el rey hará su voluntad, y se ensoberbecerá, y se engrandecerá sobre todo dios; y contra el Dios de los dioses hablará maravillas, y prosperará, hasta que sea consumada la ira; porque lo determinado se cumplirá. 37 Del Dios de sus padres no hará caso, ni del amor de las mujeres; ni respetará a dios alguno, porque sobre todo se engrandecerá. 38 Mas honrará en su lugar al dios de las fortalezas, dios que sus padres no conocieron; lo honrará con oro y plata, con piedras preciosas y con cosas de gran precio. 39 Con un dios ajeno se hará de las fortalezas más inexpugnables, y colmará de honores a los que le reconozcan, y por precio repartirá la tierra.

40 Pero al cabo del tiempo el rey del sur contenderá con él; y el rey del norte se levantará contra él como una tempestad, con carros y gente de a caballo, y muchas naves; y entrará por las tierras, e inundará, y pasará. 41 Entrará a la tierra gloriosa, y muchas provincias caerán; mas éstas escaparán de su mano: Edom y Moab, y la mayoría de los hijos de Amón. 42 Extenderá su mano contra las tierras, y no escapará el país de Egipto. 43 Y se apoderará de los tesoros de oro y plata, y de todas las cosas preciosas de Egipto; y los de Libia y de Etiopía le seguirán. 44 Pero noticias del oriente y del norte lo atemorizarán, y saldrá con gran ira para destruir y matar a muchos. 45 Y plantará las tiendas de su palacio entre los mares y el monte glorioso y santo; mas llegará a su fin, y no tendrá quien le ayude.

12 El tiempo del fin

1 En aquel tiempo se levantará Miguel, el gran príncipe que está de parte de los hijos de tu pueblo; y será tiempo de angustia, cual nunca fue desde que hubo gente hasta entonces; pero en aquel tiempo será libertado tu pueblo, todos los que se hallen escritos en el libro. 2 Y muchos de los que duermen en el polvo de la tierra serán despertados, unos para vida eterna, y otros para vergüenza y confusión perpetua. 3 Los entendidos resplandecerán como el resplandor del firmamento; y los que enseñan la justicia a la multitud, como las estrellas a perpetua eternidad. 4 Pero tú, Daniel, cierra las palabras y sella el libro hasta el tiempo del fin. Muchos correrán de aquí para allá, y la ciencia se aumentará.

5 Y yo Daniel miré, y he aquí otros dos que estaban en pie, el uno a este lado del río, y el otro al otro lado del río. 6 Y dijo uno al varón vestido de lino, que estaba sobre las aguas del río: ¿Cuándo será el fin de estas maravillas?7 Y oí al varón vestido de lino, que estaba sobre las aguas del río, el cual alzó su diestra y su siniestra al cielo, y juró por el que vive por los siglos, que será por tiempo, tiempos, y la mitad de un tiempo. Y cuando se acabe la dispersión del poder del pueblo santo, todas estas cosas serán cumplidas. 8 Y yo oí, mas no entendí. Y dije: Señor mío, ¿cuál será el fin de estas cosas? 9 El respondió: Anda, Daniel, pues estas palabras están cerradas y selladas hasta el tiempo del fin. 10 Muchos serán limpios, y emblanquecidos y purificados; los impíos procederán impíamente, y ninguno de los impíos entenderá, pero los entendidos comprenderán. 11 Y desde el tiempo que sea quitado el continuo sacrificio hasta la abominación desoladora, habrá mil doscientos noventa días. 12 Bienaventurado el que espere, y llegue a mil trescientos treinta y cinco días. 13 Y tú irás hasta el fin, y reposarás, y te levantarás para recibir tu heredad al fin de los días.

SEGUNDO LIBRO DE LAS Crónicas

34 Josías un reinado valeroso

1 Josías Tenía 8 años cuando Comenzó a reinar, y Reinó 31 años en Jerusalén.

2 El hizo lo recto ante los ojos de Jehovah, y anduvo en los caminos de su padre David, sin apartarse ni a la derecha ni a la izquierda.

3 A los ocho años de su reinado, siendo Aún muchacho, Comenzó a buscar al Dios de su padre David. Y a los doce años Comenzó a limpiar Judá y Jerusalén de los lugares altos, de los árboles rituales de Asera, de las Imágenes talladas y de las Imágenes de Fundición.

4 Delante de él derribaron los altares de los Baales; Destrozó los altares de incienso que estaban puestos encima y Quebró los árboles rituales de Asera. Redujo a polvo las Imágenes talladas y las Imágenes de Fundición, y Esparció el polvo sobre los sepulcros de los que les Habían ofrecido sacrificios.

5 Quemó sobre sus altares los huesos de los sacerdotes, y Limpió a Judá y a Jerusalén.

6 Lo mismo hizo en las ciudades de Manasés, Efraín, Simeón y hasta en Neftalí y en sus ruinas alrededor.

7 Derribó, pues, los altares y Quebró los árboles rituales de Asera y los ídolos hasta hacerlos polvo, y Destrozó los altares de incienso en toda la tierra de Israel. Después Regresó a Jerusalén.

8 En el año 18 de su reinado, cuando Acabó de purificar la tierra y el templo, Envió a Safán hijo de Azalías, a Maasías el alcalde de la ciudad y al cronista Jóaj hijo de Joacaz, para que reparasen la casa de Jehovah su Dios.

9 Estos fueron al sumo sacerdote Hilquías y le dieron el dinero que Había sido Traído a la casa de Dios, dinero que los levitas que guardaban la puerta Habían recogido de los de Manasés y Efraín, y de todo el remanente de Israel, de todo Judá y de Benjamín y de los habitantes de Jerusalén.

10 Ellos lo entregaron en manos de los que Hacían la obra, los que estaban encargados de la casa de Jehovah; y éstos lo entregaron a los que Hacían la obra y trabajaban en la casa de Jehovah, para reparar y restaurar la casa.

11 Lo entregaron a los carpinteros y constructores, a fin de comprar piedra labrada y madera para las uniones, y para poner vigas a los edificios que los reyes de Judá Habían dejado arruinar.

12 Estos hombres Procedían con fidelidad en la obra. Los que estaban encargados de ellos para dirigirlos eran Yajat y Abdías, levitas de los hijos de Merari, y Zacarías y Mesulam, de los hijos de Cohat, y todos los levitas expertos en los instrumentos de Música.

13 También estaban encargados de los cargadores y Dirigían a todos los que se ocupaban en diversos aspectos de la obra. Entre los levitas también Había escribas, oficiales y porteros.

14 Al sacar el dinero que Había sido Traído a la casa de Jehovah, el sacerdote Hilquías Halló el libro de la Ley de Jehovah, dada por medio de Moisés.

15 Entonces Hilquías Habló al escriba Safán diciendo: --He hallado el libro de la Ley en la casa de Jehovah. E Hilquías Entregó el libro a Safán.

16 Entonces Safán Llevó el libro al rey, y Además le dio informes diciendo: --Tus siervos han cumplido todo lo que les fue encargado.

17 Ellos han vaciado el dinero que se Halló en la casa de Jehovah, y lo han entregado en manos de los que Están encargados, en manos de los que hacen la obra.

18 --Asimismo, el escriba Safán Declaró al rey diciendo--: El sacerdote Hilquías me ha dado un libro. Safán Leyó en él delante del rey.

19 Y Sucedió que cuando el rey Escuchó las palabras de la Ley, Rasgó sus vestiduras.

20 Luego el rey Mandó a Hilquías, a Ajicam hijo de Safán, a Abdón hijo de Micaías, al escriba Safán y a Asaías el siervo del rey, diciendo:

21 Id y consultad a Jehovah por Mí y por los sobrevivientes de Israel y de Judá, respecto a las palabras del libro que ha sido hallado. Porque grande es la ira de Jehovah que ha sido derramada sobre nosotros, por cuanto nuestros padres no guardaron el mandamiento de Jehovah de hacer conforme a todo lo que Está escrito en este libro.

22 Entonces Hilquías y los hombres del rey fueron a la profetisa Hulda, esposa de Salum hijo de Ticva, hijo de Jarjas, guarda de las vestiduras, la cual Vivía en el Segundo Barrio de Jerusalén; y hablaron con ella de este asunto.

23 Y ella les dijo: --Así ha dicho Jehovah Dios de Israel: "Decid al hombre que os ha enviado a Mí, que Así ha dicho Jehovah:

24 'He Aquí yo traeré el mal sobre este lugar y sobre sus habitantes, es decir, todas las maldiciones que Están escritas en el libro que han Leído delante del rey de Judá.

25 Porque me han abandonado y han quemado incienso a otros dioses, Provocándome a ira con todas las obras de sus manos. Por eso se Derramará mi ira sobre este lugar, y no Será apagada.'"

26 Así diréis al rey de Judá que os ha enviado para consultar a Jehovah: "Así ha dicho Jehovah Dios de Israel con respecto a las palabras que has escuchado:

27 'Por cuanto tu Corazón se ha enternecido y te has humillado delante de Dios, cuando escuchaste sus palabras contra este lugar y contra sus habitantes; por cuanto te humillaste delante de Mí y rasgaste tus vestiduras y lloraste en mi presencia, yo también te he escuchado, dice Jehovah.

28 He Aquí que yo te reuniré con tus padres, y Serás reunido en tu sepulcro en paz. Tus ojos no Verán todo el mal que traeré sobre este lugar y sobre sus habitantes.'" Y ellos dieron la respuesta al rey.

29 Entonces el rey Mandó reunir a todos los ancianos de Judá y de Jerusalén.

30 Luego el rey Subió a la casa de Jehovah con todos los hombres de Judá, los habitantes de Jerusalén, los sacerdotes, los levitas y todo el pueblo, desde el Más grande hasta el Más pequeño. Y Leyó a Oídos de ellos todas las palabras del libro del pacto que Había sido hallado en la casa de Jehovah.

31 El rey se puso de pie en su lugar e hizo pacto delante de Jehovah, de andar en pos de Jehovah y de guardar sus mandamientos, sus testimonios y sus estatutos con todo su Corazón y con toda su alma; para poner por obra las palabras del pacto escritas en este libro.

32 Entonces hizo que se comprometieran todos los que estaban en Jerusalén y en Benjamín. Y los habitantes de Jerusalén hicieron conforme al pacto de Dios, el Dios de sus padres.

33 Después Josías Quitó todas las abominaciones de todas las tierras que Tenían los hijos de Israel, e hizo que todos los que se hallaban en Israel sirvieran a Jehovah su Dios. No se apartaron de ir en pos de Jehovah, el Dios de sus padres, todo el tiempo que Josías Vivió.

35 Josías Celebró la Pascua

1 Josías Celebró la Pascua de Jehovah en Jerusalén. Sacrificaron la Víctima de la Pascua el 14 del mes primero,

2 y él puso a los sacerdotes en sus cargos y los Alentó al servicio de la casa de Jehovah.

3 Dijo a los levitas que enseñaban a todo Israel y que estaban consagrados a Jehovah: "Poned el arca sagrada en el templo que Edificó Salomón hijo de David, rey de Israel, para que no Tengáis que llevarla Más sobre los hombros. Ahora serviréis a Jehovah, vuestro Dios, y a su pueblo Israel.

4 Preparaos Según vuestras casas paternas y por vuestros grupos, conforme a lo prescrito por David, rey de Israel, y por el documento de su hijo Salomón.

5 Permaneced en el santuario Según la Distribución de las casas paternas de vuestros hermanos los hijos del pueblo, y del grupo de las casas paternas de los levitas.

6 Sacrificad la Víctima de la Pascua, purificaos y preparadla para vuestros hermanos, a fin de que hagan conforme a la palabra de Jehovah, dada por medio de Moisés."

7 Luego el rey Josías dio a los hijos del pueblo para los sacrificios de la Pascua, para todos los que se hallaban presentes, rebaños de corderos y cabritos en Número de 30.000, y 3.000 cabezas de ganado vacuno. Esto Procedía del patrimonio del rey.

8 También sus magistrados dieron con liberalidad al pueblo, a los sacerdotes y a los levitas. Hilquías, Zacarías y Yejiel, oficiales de la casa de Dios, dieron a los sacerdotes 2.600 ovejas y 300 cabezas de ganado vacuno para los sacrificios de la Pascua.

9 Y Conanías, Semaías y Natanael, sus hermanos, y Hasabías, Jeiel y Josabad, jefes de los levitas, dieron a los levitas 5.000 ovejas y 500 cabezas de ganado vacuno para los sacrificios de la Pascua.

10 Preparado Así el servicio, los sacerdotes se colocaron de pie en sus puestos, y los levitas Según sus grupos, conforme al mandato del rey.

11 Entonces sacrificaron la Víctima de la Pascua; y los levitas la desollaban, mientras los sacerdotes Esparcían la sangre recibida de mano de ellos.

12 Luego quitaron el holocausto para darlo a las divisiones, Según las casas paternas de los hijos del pueblo, para que lo ofreciesen a Jehovah Según Está escrito en el libro de Moisés. Lo mismo hicieron con las cabezas de ganado vacuno.

13 Asaron al fuego la carne de la Víctima de la Pascua, Según lo establecido; pero lo que Había sido santificado lo cocieron en ollas, calderos y sartenes, y lo llevaron Rápidamente a todos los hijos del pueblo.

14 Después prepararon para Sí y para los sacerdotes, porque los sacerdotes hijos de Aarón estuvieron ocupados hasta la noche en ofrecer los holocaustos y los sebos. Por eso los levitas prepararon para ellos mismos y para los sacerdotes hijos de Aarón.

15 También los cantores, hijos de Asaf, estaban en su puesto conforme al mandato de David, de Asaf, de Hemán y de Jedutún, vidente del rey. También los porteros estaban en cada puerta. No era necesario que se apartasen de su servicio, porque sus hermanos los levitas preparaban para ellos.

16 Así fue organizado aquel Día todo el servicio de Jehovah, para hacer el sacrificio de la Pascua y para ofrecer los holocaustos sobre el altar de Jehovah, conforme al mandato del rey Josías.

17 En aquel tiempo los hijos de Israel que se hallaban presentes celebraron el sacrificio de la Pascua y la fiesta de los Panes sin Levadura, durante siete Días.

18 No Había sido celebrada en Israel una Pascua como ésta desde el tiempo del profeta Samuel, ni ninguno de los reyes de Israel Celebró una Pascua como la que Celebró Josías, con los sacerdotes, los levitas y todo Judá e Israel que se hallaron Allí, junto con los habitantes de Jerusalén.

19 Esta Pascua fue celebrada en el año 18 del reinado de Josías.

20 Después de todas estas cosas, cuando Josías Había reparado el templo, Necao, rey de Egipto, Subió a combatir en Carquemis, junto al Eufrates, y Josías le Salió al encuentro.

21 Necao le Envió mensajeros diciendo: "øQué tenemos Tú y yo, oh rey de Judá? Yo no he venido ahora contra ti, sino contra el pueblo que me hace la guerra. Dios me ha dicho que me apresure. Por tu bien, deja de resistir a Dios, porque él Está conmigo; no sea que él te destruya."

22 Pero Josías no se Apartó de él; se Disfrazó para combatir contra él, y no hizo caso a las palabras de Necao, que en realidad Procedían de la boca de Dios. Josías fue para combatir en el valle de Meguido,

23 pero los arqueros tiraron contra el rey Josías. Entonces el rey dijo a sus servidores: "°Retiradme, porque estoy gravemente herido!"

24 Sus servidores lo retiraron del carro y lo pusieron en otro carro que él Tenía. Lo llevaron a Jerusalén, pero Murió; y lo sepultaron en los sepulcros de sus padres. Todo Judá y Jerusalén hicieron duelo por Josías.

25 Jeremías compuso un lamento por Josías, y todos los cantores, hombres y mujeres, mencionan a Josías en sus lamentaciones, hasta el Día de hoy, pues lo pusieron como un precepto en Israel. He Aquí que Está escrito entre las lamentaciones.

26 Los Demás hechos de Josías y sus obras piadosas conforme a lo escrito en la ley de Jehovah,

27 sus hechos, los primeros y los últimos, he Aquí que Están escritos en el libro de los reyes de Israel y de Judá.

36 Jehoacaz, Jehoiaquim, Sedequias, y la desolación de Jerusalén.

1 Luego el pueblo de la tierra Tomó a Joacaz hijo de Josías, y le Proclamó rey en Jerusalén, en lugar de su padre.

2 Joacaz Tenía 23 años cuando Comenzó a reinar, y Reinó tres meses en Jerusalén.

3 Pero el rey de Egipto lo depuso en Jerusalén, e impuso al País una multa de 100 talentos de plata y un talento de oro.

4 El rey de Egipto Proclamó a Eliaquim, hermano de Joacaz, rey sobre Judá y Jerusalén, pero le Cambió su nombre por el de Joacim. Y a Joacaz, su hermano, Necao lo Tomó y lo Llevó a Egipto.

5 Joacim Tenía 25 años cuando Comenzó a reinar, y Reinó 11 años en Jerusalén. El hizo lo malo ante los ojos de Jehovah su Dios.

6 Entonces Nabucodonosor, rey de Babilonia, Subió contra él y lo Ató con cadenas de bronce para llevarlo a Babilonia.

7 Nabucodonosor también Llevó a Babilonia algunos utensilios de la casa de Jehovah, y los puso en su palacio en Babilonia.

8 Los Demás hechos de Joacim, las abominaciones que hizo y lo que se Halló en su contra, he Aquí que Están escritos en el libro de los reyes de Israel y de Judá. Y su hijo Joaquín Reinó en su lugar.

9 Joaquín Tenía 18 años cuando Comenzó a reinar, y Reinó tres meses y diez Días en Jerusalén. El hizo lo malo ante los ojos de Jehovah,

10 y al año siguiente el rey Nabucodonosor Mandó llevarle a Babilonia, junto con los utensilios preciosos de la casa de Jehovah. En lugar de él Proclamó rey sobre Judá y Jerusalén a Sedequías, hermano de su padre.

11 Sedequías Tenía 21 años cuando Comenzó a reinar, y Reinó 11 años en Jerusalén.

12 El hizo lo malo ante los ojos de Jehovah, su Dios, y no se Humilló delante del profeta Jeremías que le hablaba por mandato de Jehovah.

13 Asimismo, se Rebeló contra el rey Nabucodonosor, quien le Había hecho jurar por Dios. Endureció su cerviz y Obstinó su Corazón para no volver a Jehovah Dios de Israel.

14 También todos los jefes de los sacerdotes y el pueblo multiplicaron sus infidelidades, siguiendo todas las abominaciones de las naciones y contaminando la casa de Jehovah, que él Había santificado en Jerusalén.

15 Jehovah, Dios de sus padres, les Envió sus mensajeros persistentemente, porque Tenía misericordia de su pueblo y de su morada.

16 Pero ellos se burlaban de los mensajeros de Dios, despreciaban sus palabras y Hacían escarnio de sus profetas, hasta que la ira de Jehovah Estalló contra su pueblo, y ya no hubo remedio.

Cautividad de Judá

17 Así trajo contra ellos al rey de los caldeos, quien Mató a espada a sus Jóvenes en su mismo santuario, sin perdonar la vida de los Jóvenes ni de las Jóvenes, de los ancianos ni de los decrépitos. A todos los Entregó en su mano.

18 Asimismo, todos los utensilios de la casa de Dios, grandes y pequeños, los tesoros de la casa de Jehovah y los tesoros del rey y de sus magistrados, todo lo Llevó a Babilonia.

19 Luego incendiaron la casa de Dios y derribaron la muralla de Jerusalén. Incendiaron todos sus palacios y destruyeron todos sus objetos preciosos.

20 A los sobrevivientes de la espada, los Llevó cautivos a Babilonia, y fueron hechos esclavos del rey y de sus hijos hasta el establecimiento del reino de Persia,

21 para que se cumpliese la palabra de Jehovah por boca de Jeremías, hasta que la tierra hubiera disfrutado de su reposo. Todo el tiempo de su Desolación Reposó, hasta que se cumplieron los setenta años.

El Decreto de Ciro

El rey de Persia con el que se cumplió la profecía de Isaías al permitir el regreso de los judíos a Jerusalén para reedificar el templo, dando así un fin parcial al cautiverio en Babilonia. La profecía de Isaías se hizo aproximadamente 180 años antes del edicto del rey Ciro.

22 En el primer año de Ciro, rey de Persia, y para que se cumpliese la palabra de Jehovah por boca de Jeremías, Jehovah Despertó el Espíritu de Ciro, rey de Persia, quien hizo pregonar por todo su reino, oralmente y por escrito, diciendo:

23 Así ha dicho Ciro, rey de Persia: "Jehovah, Dios de los cielos, me ha dado todos los reinos de la tierra y me ha comisionado para que le edifique un templo en Jerusalén, que Está en Judá. Quien haya entre vosotros de todo su pueblo, que Jehovah su Dios sea con él, y suba."

ESDRAS

1 El decreto de Ciro(2 Cr. 36.22-23)

1 En el primer año de Ciro rey de Persia, para que se cumpliese la palabra de Jehová por boca de Jeremías, despertó Jehová el espíritu de Ciro rey de Persia, el cual hizo pregonar de palabra y también por escrito por todo su reino, diciendo:

2 Así ha dicho Ciro rey de Persia: Jehová el Dios de los cielos me ha dado todos los reinos de la tierra, y me ha mandado que le edifique casa en Jerusalén, que está en Judá. 3 Quien haya entre vosotros de su pueblo, sea Dios con él, y suba a Jerusalén que está en Judá, y edifique la casa a Jehová Dios de Israel (él es el Dios), la cual está en Jerusalén. 4 Y a todo el que haya quedado, en cualquier lugar donde more, ayúdenle los hombres de su lugar con plata, oro, bienes y ganados, además de ofrendas voluntarias para la casa de Dios, la cual está en Jerusalén.

El regreso a Jerusalén

5 Entonces se levantaron los jefes de las casas paternas de Judá y de Benjamín, y los sacerdotes y levitas, todos aquellos cuyo espíritu despertó Dios para subir a edificar la casa de Jehová, la cual está en Jerusalén. 6 Y todos los que estaban en sus alrededores les ayudaron con plata y oro, con bienes y ganado, y con cosas preciosas, además de todo lo que se ofreció voluntariamente. 7 Y el rey Ciro sacó los utensilios de la casa de Jehová, que Nabucodonosor había sacado de Jerusalén, y los había puesto en la casa de sus dioses. 8 Los sacó, pues, Ciro rey de Persia, por mano de Mitrídates tesorero, el cual los dio por cuenta a Sesbasar príncipe de Judá. 9 Y esta es la cuenta de ellos: treinta tazones de oro, mil tazones de plata, veintinueve cuchillos, 10 treinta tazas de oro, otras cuatrocientas diez tazas de plata, y otros mil utensilios. 11 Todos los utensilios de oro y de plata eran cinco mil cuatrocientos. Todos los hizo llevar Sesbasar con los que subieron del cautiverio de Babilonia a Jerusalén

ISAIAS

PROFECIA 180 AÑOS ANTES DEL NACIMIENTO DE CIRO

QUE HACIA JESUCRISTO CON CIRO

Jehová es el Redentor de Israel

Isaias 21 Acuérdate de estas cosas, oh Jacob, e Israel, porque mi siervo eres. Yo te formé, siervo mío eres tú; Israel, no me olvides. 22 Yo deshice como una nube tus rebeliones, y como niebla tus pecados; vuélvete a mí, porque yo te redimí. 23 Cantad loores, oh cielos, porque Jehová lo hizo; gritad con júbilo, profundidades de la tierra; prorrumpid, montes, en alabanza; bosque, y todo árbol que en él está; porque Jehová redimió a Jacob, y en Israel será glorificado.

24 Así dice Jehová, tu Redentor, que te formó desde el vientre: Yo Jehová, que lo hago todo, que extiendo solo los cielos, que extiendo la tierra por mí mismo; 25 que deshago las señales de los adivinos, y enloquezco a los agoreros; que hago volver atrás a los sabios, y desvanezco su sabiduría. 26 Yo, el que despierta la palabra de su siervo, y cumple el consejo de sus mensajeros; que dice a Jerusalén: Serás habitada; y a las ciudades de Judá: Reconstruidas serán, y sus ruinas reedificaré; 27 que dice a las profundidades: Secaos, y tus ríos haré secar; 28 que dice de Ciro: Es mi pastor, y cumplirá todo lo que yo quiero, al decir a Jerusalén: Serás edificada; y al templo: Serás fundado.

45 ENCARGO DE DIOS PARA CIRO

1 Así dice Jehová a su ungido, a Ciro, al cual tomé yo por su mano derecha, para sujetar naciones delante de él y desatar lomos de reyes; para abrir delante de él puertas, y las puertas no se cerrarán: 2 Yo iré delante de ti, y enderezaré los lugares torcidos; quebrantaré puertas de bronce, y cerrojos de hierro haré pedazos; 3 y te daré los tesoros escondidos, y los secretos muy guardados, para que sepas que yo soy Jehová, el Dios de Israel, que te pongo nombre. 4 Por amor de mi siervo Jacob, y de Israel mi escogido, te llamé por tu nombre; te puse sobrenombre, aunque no me conociste. 5 Yo soy Jehová, y ninguno más hay; no hay Dios fuera de mí. Yo te ceñiré, aunque tú no me conociste, 6 para que se sepa desde el nacimiento del sol, y hasta donde se pone, que no hay más que yo; yo Jehová, y ninguno más que yo, 7 que formo la luz y creo las tinieblas, que hago la paz y creo la adversidad. Yo Jehová soy el que hago todo esto.

Jehová el Creador

8 Rociad, cielos, de arriba, y las nubes destilen la justicia; ábrase la tierra, y prodúzcanse la salvación y la justicia; háganse brotar juntamente. Yo Jehová lo he creado.

9 ¡Ay del que pleitea con su Hacedor! ¡el tiesto con los tiestos de la tierra! ¿Dirá el barro al que lo labra: ¿Qué haces?; o tu obra: No tiene manos? 10 ¡Ay del que dice al padre: ¿Por qué engendraste? y a la mujer: ¿Por qué diste a luz?! 11 Así dice Jehová, el Santo de Israel, y su Formador: Preguntadme de las cosas por venir; mandadme acerca de mis hijos, y acerca de la obra de mis manos. 12 Yo hice la tierra, y creé sobre ella al hombre. Yo, mis manos, extendieron los cielos, y a todo su ejército mandé. 13 Yo lo desperté en justicia, y enderezaré todos sus caminos; él edificará mi ciudad, y soltará mis cautivos, no por precio ni por dones, dice Jehová de los ejércitos.

14 Así dice Jehová: El trabajo de Egipto, las mercaderías de Etiopía, y los sabeos, hombres de elevada estatura, se pasarán a ti y serán tuyos; irán en pos de ti, pasarán con grillos; te harán reverencia y te suplicarán diciendo: Ciertamente en ti está Dios, y no hay otro fuera de Dios. 15 Verdaderamente tú eres Dios que te encubres, Dios de Israel, que salvas. 16 Confusos y avergonzados serán todos ellos; irán con afrenta todos los fabricadores de imágenes. 17 Israel será salvo en Jehová con salvación eterna; no os avergonzaréis ni os afrentaréis, por todos los siglos.

18 Porque así dijo Jehová, que creó los cielos; él es Dios, el que formó la tierra, el que la hizo y la compuso; no la creó en vano, para que fuese habitada la creó: Yo soy Jehová, y no hay otro. 19 No hablé en secreto, en un lugar oscuro de la tierra; no dije a la descendencia de Jacob: En vano me buscáis. Yo soy Jehová que hablo justicia, que anuncio rectitud.

Jehová y los ídolos de Babilonia

20 Reuníos, y venid; juntaos todos los sobrevivientes de entre las naciones. No tienen conocimiento aquellos que erigen el madero de su ídolo, y los que ruegan a un dios que no salva. 21 Proclamad, y hacedlos acercarse, y entren todos en consulta; ¿quién hizo oír esto desde el principio, y lo tiene dicho desde entonces, sino yo Jehová? Y no hay más Dios que yo; Dios justo y Salvador; ningún otro fuera de mí. 22 Mirad a mí, y sed salvos, todos los términos de la tierra, porque yo soy Dios, y no hay más. 23 Por mí mismo hice juramento, de mi boca salió palabra en justicia, y no será revocada: Que a mí se doblará toda rodilla, y jurará toda lengua.

24 Y se dirá de mí: Ciertamente en Jehová está la justicia y la fuerza; a él vendrán, y todos los que contra él se enardecen serán avergonzados. 25 En Jehová será justificada y se gloriará toda la descendencia de Israel.

53 PROFECIA sobre Jesucristo

1 ¿Quién ha creído a nuestro anuncio? ¿y sobre quién se ha manifestado el brazo de Jehová? 2 Subirá cual renuevo delante de él, y como raíz de tierra seca; no hay parecer en él, ni hermosura; le veremos, mas sin atractivo para que le deseemos. 3 Despreciado y desechado entre los hombres, varón de dolores, experimentado en quebranto; y como que escondimos de él el rostro, fue menospreciado, y no lo estimamos.

4 Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores; y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido. 5 Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados.6 Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino; mas Jehová cargó en él el pecado de todos nosotros.

7 Angustiado él, y afligido, no abrió su boca; como cordero fue llevado al matadero; y como oveja delante de sus trasquiladores, enmudeció, y no abrió su boca. 8 Por cárcel y por juicio fue quitado; y su generación, ¿quién la contará? Porque fue cortado de la tierra de los vivientes, y por la rebelión de mi pueblo fue herido. 9 Y se dispuso con los impíos su sepultura, mas con los ricos fue en su muerte; aunque nunca hizo maldad, ni hubo engaño en su boca.

10 Con todo eso, Jehová quiso quebrantarlo, sujetándole a padecimiento. Cuando haya puesto su vida en expiación por el pecado, verá linaje, vivirá por largos días, y la voluntad de Jehová será en su mano prosperada. 11 Verá el fruto de la aflicción de su alma, y quedará satisfecho; por su conocimiento justificará mi siervo justo a muchos, y llevará las iniquidades de ellos. 12 Por tanto, yo le daré parte con los grandes, y con los fuertes repartirá despojos; por cuanto derramó su vida hasta la muerte, y fue contado con los pecadores, habiendo él llevado el pecado de muchos, y orado por los transgresores.

54 El amor eterno de Jehová hacia Israel

1 Regocíjate, oh estéril, la que no daba a luz; levanta canción y da voces de júbilo, la que nunca estuvo de parto; porque más son los hijos de la desamparada que los de la casada, ha dicho Jehová. 2 Ensancha el sitio de tu tienda, y las cortinas de tus habitaciones sean extendidas; no seas escasa; alarga tus cuerdas, y refuerza tus estacas. 3 Porque te extenderás a la mano derecha y a la mano izquierda; y tu descendencia heredará naciones, y habitará las ciudades asoladas.

4 No temas, pues no serás confundida; y no te avergüences, porque no serás afrentada, sino que te olvidarás de la vergüenza de tu juventud, y de la afrenta de tu viudez no tendrás más memoria. 5 Porque tu marido es tu Hacedor; Jehová de los ejércitos es su nombre; y tu Redentor, el Santo de Israel; Dios de toda la tierra será llamado. 6 Porque como a mujer abandonada y triste de espíritu te llamó Jehová, y como a la esposa de la juventud que es repudiada, dijo el Dios tuyo. 7 Por un breve momento te abandoné, pero te recogeré con grandes misericordias. 8 Con un poco de ira escondí mi rostro de ti por un momento; pero con misericordia eterna tendré compasión de ti, dijo Jehová tu Redentor.

9 Porque esto me será como en los días de Noé, cuando juré que nunca más las aguas de Noé pasarían sobre la tierra; así he jurado que no me enojaré contra ti, ni te reñiré. 10 Porque los montes se moverán, y los collados temblarán, pero no se apartará de ti mi misericordia, ni el pacto de mi paz se quebrantará, dijo Jehová, el que tiene misericordia de ti.

11 Pobrecita, fatigada con tempestad, sin consuelo; he aquí que yo cimentaré tus piedras sobre carbunclo, y sobre zafiros te fundaré. 12 Tus ventanas pondré de piedras preciosas, tus puertas de piedras de carbunclo, y toda tu muralla de piedras preciosas. 13 Y todos tus hijos serán enseñados por Jehová; y se multiplicará la paz de tus hijos. 14 Con justicia serás adornada; estarás lejos de opresión, porque no temerás, y de temor, porque no se acercará a ti. 15 Si alguno conspirare contra ti, lo hará sin mí; el que contra ti conspirare, delante de ti caerá. 16 He aquí que yo hice al herrero que sopla las ascuas en el fuego, y que saca la herramienta para su obra; y yo he creado al destruidor para destruir. 17 Ninguna arma forjada contra ti prosperará, y condenarás toda lengua que se levante contra ti en juicio. Esta es la herencia de los siervos de Jehová, y su salvación de mí vendrá, dijo Jehová.

55 Misericordia gratuita para todos

1 A todos los sedientos: Venid a las aguas; y los que no tienen dinero, venid, comprad y comed. Venid, comprad sin dinero y sin precio, vino y leche. 2 ¿Por qué gastáis el dinero en lo que no es pan, y vuestro trabajo en lo que no sacia? Oídme atentamente, y comed del bien, y se deleitará vuestra alma con grosura. 3 Inclinad vuestro oído, y venid a mí; oíd, y vivirá vuestra alma; y haré con vosotros pacto eterno, las misericordias firmes a David. 4 He aquí que yo lo di por testigo a los pueblos, por jefe y por maestro a las naciones. 5 He aquí, llamarás a gente que no conociste, y gentes que no te conocieron correrán a ti, por causa de Jehová tu Dios, y del Santo de Israel que te ha honrado. 6 Buscad a Jehová mientras puede ser hallado, llamadle en tanto que está cercano. 7 Deje el impío su camino, y el hombre inicuo sus pensamientos, y vuélvase a Jehová, el cual tendrá de él misericordia, y al Dios nuestro, el cual será amplio en perdonar. 8 Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová. 9 Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos.

10 Porque como desciende de los cielos la lluvia y la nieve, y no vuelve allá, sino que riega la tierra, y la hace germinar y producir, y da semilla al que siembra, y pan al que come, 11 así será mi palabra que sale de mi boca; no volverá a mí vacía, sino que hará lo que yo quiero, y será prosperada en aquello para que la envié.

12 Porque con alegría saldréis, y con paz seréis vueltos; los montes y los collados levantarán canción delante de vosotros, y todos los árboles del campo darán palmadas de aplauso.13 En lugar de la zarza crecerá ciprés, y en lugar de la ortiga crecerá arrayán; y será a Jehová por nombre, por señal eterna que nunca será raída.

56 Recompensa de los que guardan el pacto de Dios

1 Así dijo Jehová: Guardad derecho, y haced justicia; porque cercana está mi salvación para venir, y mi justicia para manifestarse. 2 Bienaventurado el hombre que hace esto, y el hijo de hombre que lo abraza; que guarda el día de reposo para no profanarlo, y que guarda su mano de hacer todo mal.

3 Y el extranjero que sigue a Jehová no hable diciendo: Me apartará totalmente Jehová de su pueblo. Ni diga el eunuco: He aquí yo soy árbol seco. 4 Porque así dijo Jehová: A los eunucos que guarden mis días de reposo, y escojan lo que yo quiero, y abracen mi pacto, 5 yo les daré lugar en mi casa y dentro de mis muros, y nombre mejor que el de hijos e hijas; nombre perpetuo les daré, que nunca perecerá. 6 Y a los hijos de los extranjeros que sigan a Jehová para servirle, y que amen el nombre de Jehová para ser sus siervos; a todos los que guarden el día de reposo para no profanarlo, y abracen mi pacto, 7 yo los llevaré a mi santo monte, y los recrearé en mi casa de oración; sus holocaustos y sus sacrificios serán aceptos sobre mi altar; porque mi casa será llamada casa de oración para todos los pueblos. 8 Dice Jehová el Señor, el que reúne a los dispersos de Israel: Aún juntaré sobre él a sus congregados.

9 Todas las bestias del campo, todas las fieras del bosque, venid a devorar. 10 Sus atalayas son ciegos, todos ellos ignorantes; todos ellos perros mudos, no pueden ladrar; soñolientos, echados, aman el dormir. 11 Y esos perros comilones son insaciables; y los pastores mismos no saben entender; todos ellos siguen sus propios caminos, cada uno busca su propio provecho, cada uno por su lado. 12 Venid, dicen, tomemos vino, embriaguémonos de sidra; y será el día de mañana como este, o mucho más excelente.

57 Condenación de la idolatría de Israel

1 Perece el justo, y no hay quien piense en ello; y los piadosos mueren, y no hay quien entienda que de delante de la aflicción es quitado el justo. 2 Entrará en la paz; descansarán en sus lechos todos los que andan delante de Dios. 3 Mas vosotros llegaos acá, hijos de la hechicera, generación del adúltero y de la fornicaria. 4 ¿De quién os habéis burlado? ¿Contra quién ensanchasteis la boca, y alargasteis la lengua? ¿No sois vosotros hijos rebeldes, generación mentirosa, 5 que os enfervorizáis con los ídolos debajo de todo árbol frondoso, que sacrificáis los hijos en los valles, debajo de los peñascos? 6 En las piedras lisas del valle está tu parte; ellas, ellas son tu suerte; y a ellas derramaste libación, y ofreciste presente. ¿No habré de castigar estas cosas? 7 Sobre el monte alto y empinado pusiste tu cama; allí también subiste a hacer sacrificio. 8 Y tras la puerta y el umbral pusiste tu recuerdo; porque a otro, y no a mí, te descubriste, y subiste, y ensanchaste tu cama, e hiciste con ellos pacto; amaste su cama dondequiera que la veías. 9 Y fuiste al rey con ungüento, y multiplicaste tus perfumes, y enviaste tus embajadores lejos, y te abatiste hasta la profundidad del Seol. 10 En la multitud de tus caminos te cansaste, pero no dijiste: No hay remedio; hallaste nuevo vigor en tu mano, por tanto, no te desalentaste.

11 ¿Y de quién te asustaste y temiste, que has faltado a la fe, y no te has acordado de mí, ni te vino al pensamiento? ¿No he guardado silencio desde tiempos antiguos, y nunca me has temido? 12 Yo publicaré tu justicia y tus obras, que no te aprovecharán.

13 Cuando clames, que te libren tus ídolos; pero a todos ellos llevará el viento, un soplo los arrebatará; mas el que en mí confía tendrá la tierra por heredad, y poseerá mi santo monte. 14 Y dirá: Allanad, allanad; barred el camino, quitad los tropiezos del camino de mi pueblo. 15 Porque así dijo el Alto y Sublime, el que habita la eternidad, y cuyo nombre es el Santo: Yo habito en la altura y la santidad, y con el quebrantado y humilde de espíritu, para hacer vivir el espíritu de los humildes, y para vivificar el corazón de los quebrantados. 16 Porque no contenderé para siempre, ni para siempre me enojaré; pues decaería ante mí el espíritu, y las almas que yo he creado. 17 Por la iniquidad de su codicia me enojé, y le herí, escondí mi rostro y me indigné; y él siguió rebelde por el camino de su corazón. 18 He visto sus caminos; pero le sanaré, y le pastorearé, y le daré consuelo a él y a sus enlutados; 19 produciré fruto de labios: Paz, paz al que está lejos y al cercano, dijo Jehová; y lo sanaré. 20 Pero los impíos son como el mar en tempestad, que no puede estarse quieto, y sus aguas arrojan cieno y lodo. 21 No hay paz, dijo mi Dios, para los impíos.

JUAN

1 El verbo hecho carne

1 En el principio ya existía el Verbo, y el Verbo estaba con Dios, y el Verbo era Dios.

2 Él estaba con Dios en el principio.

3 Por medio de él todas las cosas fueron creadas; sin él, nada de lo creado llegó a existir.

4 En él estaba la vida, y la vida era la luz de la humanidad.

5 Esta luz resplandece en las tinieblas, y las tinieblas no han podido extinguirla.

6 Vino un hombre llamado Juan. Dios lo envió

7 como testigo para dar testimonio de la luz, a fin de que por medio de él todos creyeran.

8 Juan no era la luz, sino que vino para dar testimonio de la luz.

9 Esa luz verdadera, la que alumbra a todo ser humano, venía a este mundo.

10 El que era la luz ya estaba en el mundo, y el mundo fue creado por medio de él, pero el mundo no lo reconoció.

11 Vino a lo que era suyo, pero los suyos no lo recibieron.

12 Mas a cuantos lo recibieron, a los que creen en su nombre, les dio el derecho de ser hijos de Dios.

13 Éstos no nacen de la sangre, ni por deseos naturales, ni por voluntad humana, sino que nacen de Dios.

14 Y el Verbo se hizo hombre y habitó entre nosotros. Y hemos contemplado su gloria, la gloria que corresponde al Hijo unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad.

15 Juan dio testimonio de él, y a voz en cuello proclamó: Éste es aquel de quien yo decía: Él que viene después de mí es superior a mí, porque existía antes que yo.

16 De su plenitud todos hemos recibido gracia sobre gracia,

17 pues la ley fue dada por medio de Moisés, mientras que la gracia y la verdad nos han llegado por medio de Jesucristo.

18 A Dios nadie lo ha visto nunca; el Hijo unigénito, que es Dios y que vive en unión íntima con el Padre, nos lo ha dado a conocer.

Testimonio de Juan El Bautista 19.

19 Éste es el testimonio de Juan cuando los judíos de Jerusalén enviaron sacerdotes y levitas a preguntarle quién era.

20 No se negó a declararlo, sino que confesó con franqueza: --Yo no soy el Cristo.

21 --¿Quién eres entonces? --le preguntaron--. ¿Acaso eres Elías? --No lo soy. --¿Eres el profeta? --No lo soy.

22 --¿Entonces quién eres? ¡Tenemos que llevar una respuesta a los que nos enviaron! ¿Cómo te ves a ti mismo?

23 --Yo soy la voz del que grita en el desierto: Enderecen el camino del Señor --respondió Juan, con las palabras del profeta Isaías.

24 Algunos que habían sido enviados por los fariseos

25 lo interrogaron: --Pues si no eres el Cristo, ni Elías ni el profeta, ¿por qué bautizas?

El Cordero de Dios 29.

26 --Yo bautizo con agua, pero entre ustedes hay alguien a quien no conocen,

27 y que viene después de mí, al cual yo no soy digno ni siquiera de desatarle la correa de las sandalias.

28 Todo esto sucedió en Betania, al otro lado del río Jordán, donde Juan estaba bautizando.

29 Al día siguiente Juan vio a Jesús que se acercaba a él, y dijo:¡Aquí tienen al Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo!

30 De éste hablaba yo cuando dije: 'Después de mí viene un hombre que es superior a mí, porque existía antes que yo.'

31 Yo ni siquiera lo conocía, pero, para que él se revelara al pueblo de Israel, vine bautizando con agua."

32 Juan declaró: Vi al Espíritu descender del cielo como una paloma y permanecer sobre él.

33 Yo mismo no lo conocía, pero el que me envió a bautizar con agua me dijo: Aquél sobre quien veas que el Espíritu desciende y permanece, es el que bautiza con el Espíritu Santo.'

34 Yo lo he visto y por eso testifico que éste es el Hijo de Dios.

JUAN

8 la mujer adúltera

1 Pero Jesús se fue al monte de los Olivos.

2 Al amanecer se presentó de nuevo en el templo. Toda la gente se le acercó, y él se sentó a enseñarles.

3 Los maestros de la ley y los fariseos llevaron entonces a una mujer sorprendida en adulterio, y poniéndola en medio del grupo

4 le dijeron a Jesús: --Maestro, a esta mujer se le ha sorprendido en el acto mismo de adulterio.

5 En la ley Moisés nos ordenó apedrear a tales mujeres. ¿Tú qué dices?

6 Con esta pregunta le estaban tendiendo una trampa, para tener de qué acusarlo. Pero Jesús se inclinó y con el dedo comenzó a escribir en el suelo.

7 Y como ellos lo acosaban a preguntas, Jesús se incorporó y les dijo: --Aquel de ustedes que esté libre de pecado, que tire la primera piedra.

8 E inclinándose de nuevo, siguió escribiendo en el suelo.

9 Al oír esto, se fueron retirando uno tras otro, comenzando por los más viejos, hasta dejar a Jesús solo con la mujer, que aún seguía allí.

10 Entonces él se incorporó y le preguntó: --Mujer, ¿dónde están?* ¿Ya nadie te condena?

11 --Nadie, Señor. --Tampoco yo te condeno. Ahora vete, y no vuelvas a pecar.

Jesús la luz del mundo 12.

12 Una vez más Jesús se dirigió a la gente, y les dijo: --Yo soy la luz del mundo. El que me sigue no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida.

13 --Tú te presentas como tu propio testigo --alegaron los fariseos--, así que tu testimonio no es válido.

14 --Aunque yo sea mi propio testigo --repuso Jesús--, mi testimonio es válido, porque sé de dónde he venido y a dónde voy. Pero ustedes no saben de dónde vengo ni a dónde voy.

15 Ustedes juzgan según criterios humanos; yo, en cambio, no juzgo a nadie.

16 Y si lo hago, mis juicios son válidos porque no los emito por mi cuenta sino en unión con el Padre que me envió.

17 En la ley de ustedes está escrito que el testimonio de dos personas es válido.

18 Uno de mis testigos soy yo mismo, y el Padre que me envió también da testimonio de mí.

19 --¿Dónde está tu padre? --Si supieran quién soy yo, sabrían también quién es mi Padre.

20 Estas palabras las dijo Jesús en el lugar donde se depositaban las ofrendas, mientras enseñaba en el templo. Pero nadie le echó mano porque aún no había llegado su tiempo.

Adonde yo voy, vosotros no podéis venir 21.

21 De nuevo Jesús les dijo: --Yo me voy, y ustedes me buscarán, pero en su pecado morirán. A donde yo voy, ustedes no pueden ir.

22 Comentaban, por tanto, los judíos: "¿Acaso piensa suicidarse? ¿Será por eso que dice: Á donde yo voy, ustedes no pueden ir'?"

23 --Ustedes son de aquí abajo --continuó Jesús--; yo soy de allá arriba. Ustedes son de este mundo; yo no soy de este mundo.

24 Por eso les he dicho que morirán en sus pecados, pues si no creen que yo soy el que afirmo ser, en sus pecados morirán.

25 --¿Quién eres tú? --le preguntaron. --En primer lugar, ¿qué tengo que explicarles?* --contestó Jesús--.

26 Son muchas las cosas que tengo que decir y juzgar de ustedes. Pero el que me envió es veraz, y lo que le he oído decir es lo mismo que le repito al mundo.

27 Ellos no entendieron que les hablaba de su Padre.

28 Por eso Jesús añadió: --Cuando hayan levantado al Hijo del hombre, sabrán ustedes que yo soy, y que no hago nada por mi propia cuenta, sino que hablo conforme a lo que el Padre me ha enseñado.

29 El que me envió está conmigo; no me ha dejado solo, porque siempre hago lo que le agrada.

30 Mientras aún hablaba, muchos creyeron en él.

La verdad os hará libres 31.

31 Jesús se dirigió entonces a los judíos que habían creído en él, y les dijo: --Si se mantienen fieles a mis enseñanzas, serán realmente mis discípulos;

32 y conocerán la verdad, y la verdad los hará libres.

33 --Nosotros somos descendientes de Abraham --le contestaron--, y nunca hemos sido esclavos de nadie. ¿Cómo puedes decir que seremos liberados?

34 --Ciertamente les aseguro que todo el que peca es esclavo del pecado --respondió Jesús--.

35 Ahora bien, el esclavo no se queda para siempre en la familia; pero el hijo sí se queda en ella para siempre.

36 Así que si el Hijo los libera, serán ustedes verdaderamente libres.

37 Yo sé que ustedes son descendientes de Abraham. Sin embargo, procuran matarme porque no está en sus planes aceptar mi palabra.

38 Yo hablo de lo que he visto en presencia del Padre; así también ustedes, hagan lo que del Padre han escuchado.

Sois de vuestro padre el diablo 39.

39 --Nuestro padre es Abraham --replicaron. --Si fueran hijos de Abraham, harían lo mismo que él hizo.

40 Ustedes, en cambio, quieren matarme, ¡a mí, que les he expuesto la verdad que he recibido de parte de Dios! Abraham jamás haría tal cosa.

41 Las obras de ustedes son como las de su padre. --Nosotros no somos hijos nacidos de prostitución --le reclamaron--. Un solo Padre tenemos, y es Dios mismo.

42 --Si Dios fuera su Padre --les contestó Jesús--, ustedes me amarían, porque yo he venido de Dios y aquí me tienen. No he venido por mi propia cuenta, sino que él me envió.

43 ¿Por qué no entienden mi modo de hablar? Porque no pueden aceptar mi palabra.

44 Ustedes son de su padre, el diablo, cuyos deseos quieren cumplir. Desde el principio éste ha sido un asesino, y no se mantiene en la verdad, porque no hay verdad en él. Cuando miente, expresa su propia naturaleza, porque es un mentiroso. ¡Es el padre de la mentira!

45 Y sin embargo a mí, que les digo la verdad, no me creen.

46 ¿Quién de ustedes me puede probar que soy culpable de pecado? Si digo la verdad, ¿por qué no me creen?

47 El que es de Dios escucha lo que Dios dice. Pero ustedes no escuchan, porque no son de Dios.

La preexistencia de Cristo 48.

48 --¿No tenemos razón al decir que eres un samaritano, y que estás endemoniado? --replicaron los judíos.

49 --No estoy poseído por ningún demonio --contestó Jesús--. Tan sólo honro a mi Padre; pero ustedes me deshonran a mí.

50 Yo no busco mi propia gloria; pero hay uno que la busca, y él es el juez.

51 Ciertamente les aseguro que el que cumple mi palabra, nunca morirá.

52 --¡Ahora estamos convencidos de que estás endemoniado! --exclamaron los judíos--. Abraham murió, y también los profetas, pero tú sales diciendo que si alguno guarda tu palabra, nunca morirá.

53 ¿Acaso eres tú mayor que nuestro padre Abraham? Él murió, y también murieron los profetas. ¿Quién te crees tú?

54 --Si yo me glorifico a mí mismo --les respondió Jesús--, mi gloria no significa nada. Pero quien me glorifica es mi Padre, el que ustedes dicen que es su Dios,

55 aunque no lo conocen. Yo, en cambio, sí lo conozco. Si dijera que no lo conozco, sería tan mentiroso como ustedes; pero lo conozco y cumplo su palabra.

56 Abraham, el padre de ustedes, se regocijó al pensar que vería mi día; y lo vio y se alegró.

57 --Ni a los cincuenta años llegas --le dijeron los judíos--, ¿y has visto a Abraham?

58 --Ciertamente les aseguro que, antes que Abraham naciera, ¡yo soy!

59 Entonces los judíos tomaron piedras para arrojárselas, pero Jesús se escondió y salió inadvertido del templo.

APOCALIPSIS

5 El rollo y el cordero

1 En la mano derecha del que estaba sentado en el trono vi un rollo escrito por ambos lados y sellado con siete sellos.

2 También vi a un ángel poderoso que proclamaba a gran voz: "¿Quién es digno de romper los sellos y de abrir el rollo?"

3 Pero ni en el cielo ni en la tierra, ni debajo de la tierra, hubo nadie capaz de abrirlo ni de examinar su contenido.

4 Y lloraba yo mucho porque no se había encontrado a nadie que fuera digno de abrir el rollo ni de examinar su contenido.

5 Uno de los ancianos me dijo: "¡Deja de llorar, que ya el León de la tribu de Judá, la Raíz de David, ha vencido! Él sí puede abrir el rollo y sus siete sellos."

6 Entonces vi, en medio de los cuatro seres vivientes y del trono y los ancianos, a un Cordero que estaba de pie y parecía haber sido sacrificado. Tenía siete cuernos y siete ojos, que son los siete espíritus de Dios enviados por toda la tierra.

7 Se acercó y recibió el rollo de la mano derecha del que estaba sentado en el trono.

8 Cuando lo tomó, los cuatro seres vivientes y los veinticuatro ancianos se postraron delante del Cordero. Cada uno tenía un arpa y copas de oro llenas de incienso, que son las oraciones del pueblo de Dios.

9 Y entonaban este nuevo cántico: "Digno eres de recibir el rollo escrito y de romper sus sellos, porque fuiste sacrificado, y con tu sangre compraste para Dios gente de toda raza, lengua, pueblo y nación.

10 De ellos hiciste un reino; los hiciste sacerdotes al servicio de nuestro Dios, y reinarán sobre la tierra."

11 Luego miré, y oí la voz de muchos ángeles que estaban alrededor del trono, de los seres vivientes y de los ancianos. El número de ellos era millares de millares y millones de millones.

12 Cantaban con todas sus fuerzas: "¡Digno es el Cordero, que ha sido sacrificado, de recibir el poder, la riqueza y la sabiduría, la fortaleza y la honra, la gloria y la alabanza!"

13 Y oí a cuanta criatura hay en el cielo, y en la tierra, y debajo de la tierra y en el mar, a todos en la creación, que cantaban: "¡Al que está sentado en el trono y al Cordero, sean la alabanza y la honra, la gloria y el poder, por los siglos de los siglos!"

14 Los cuatro seres vivientes exclamaron: "¡Amén!", y los ancianos se postraron y adoraron.

6 Los sellos

1 Vi cuando el Cordero rompió el primero de los siete sellos, y oí a uno de los cuatro seres vivientes, que gritaba con voz de trueno: "¡Ven!"

2 Miré, ¡y apareció un caballo blanco! El jinete llevaba un arco; se le dio una corona, y salió como vencedor, para seguir venciendo.

3 Cuando el Cordero rompió el segundo sello, oí al segundo ser viviente, que gritaba: "¡Ven!"

4 En eso salió otro caballo, de color rojo encendido. Al jinete se le entregó una gran espada; se le permitió quitar la paz de la tierra y hacer que sus habitantes se mataran unos a otros.

5 Cuando el Cordero rompió el tercer sello, oí al tercero de los seres vivientes, que gritaba: "¡Ven!" Miré, ¡y apareció un caballo negro! El jinete tenía una balanza en la mano.

6 Y oí como una voz en medio de los cuatro seres vivientes, que decía: "Un kilo de trigo, o tres kilos de cebada, por el salario de un día; pero no afectes el precio del aceite y del vino."

7 Cuando el Cordero rompió el cuarto sello, oí la voz del cuarto ser viviente, que gritaba: "¡Ven!"

8 Miré, ¡y apareció un caballo amarillento! El jinete se llamaba Muerte, y el Infierno lo seguía de cerca. Y se les otorgó poder sobre la cuarta parte de la tierra, para matar por medio de la espada, el hambre, las epidemias y las fieras de la tierra.

9 Cuando el Cordero rompió el quinto sello, vi debajo del altar las almas de los que habían sufrido el martirio por causa de la palabra de Dios y por mantenerse fieles en su testimonio.

10 Gritaban a gran voz: "¿Hasta cuándo, Soberano Señor, santo y veraz, seguirás sin juzgar a los habitantes de la tierra y sin vengar nuestra muerte?"

11 Entonces cada uno de ellos recibió ropas blancas, y se les dijo que esperaran un poco más, hasta que se completara el número de sus consiervos y hermanos que iban a sufrir el martirio como ellos.

12 Vi que el Cordero rompió el sexto sello, y se produjo un gran terremoto. El sol se oscureció como si se hubiera vestido de luto, la luna entera se tornó roja como la sangre,

13 y las estrellas del firmamento cayeron sobre la tierra, como caen los higos verdes de la higuera sacudida por el vendaval.

14 El firmamento desapareció como cuando se enrolla un pergamino, y todas las montañas y las islas fueron removidas de su lugar.

15 Los reyes de la tierra, los magnates, los jefes militares, los ricos, los poderosos, y todos los demás, esclavos y libres, se escondieron en las cuevas y entre las peñas de las montañas.

16 Todos gritaban a las montañas y a las peñas: "¡Caigan sobre nosotros y escóndannos de la mirada del que está sentado en el trono y de la ira del Cordero,

17 porque ha llegado el gran día del castigo! ¿Quién podrá mantenerse en pie?"

7 Los 144.000 sellados

1 Después de esto vi a cuatro ángeles en los cuatro ángulos de la tierra. Estaban allí de pie, deteniendo los cuatro vientos para que éstos no se desataran sobre la tierra, el mar y los árboles.

2 Vi también a otro ángel que venía del oriente con el sello del Dios vivo. Gritó con voz potente a los cuatro ángeles a quienes se les había permitido hacer daño a la tierra y al mar:

3 ¡No hagan daño ni a la tierra, ni al mar ni a los árboles, hasta que hayamos puesto un sello en la frente de los siervos de nuestro Dios!

4 oí el número de los que fueron sellados: ciento cuarenta y cuatro mil de todas las tribus de Israel.

5 De la tribu de Judá fueron sellados doce mil; de la tribu de Rubén, doce mil; de la tribu de Gad, doce mil;

6 de la tribu de Aser, doce mil; de la tribu de Neftalí, doce mil; de la tribu de Manasés, doce mil;

7 de la tribu de Simeón, doce mil; de la tribu de Leví, doce mil; de la tribu de Isacar, doce mil;

8 de la tribu de Zabulón, doce mil; de la tribu de José, doce mil; de la tribu de Benjamín, doce mil.

La multitud vestida de ropas blancas 9.

9 Después de esto miré, y apareció una multitud tomada de todas las naciones, tribus, pueblos y lenguas; era tan grande que nadie podía contarla. Estaban de pie delante del trono y del Cordero, vestidos de túnicas blancas y con ramas de palma en la mano.

10 Gritaban a gran voz: "¡La salvación viene de nuestro Dios, que está sentado en el trono, y del Cordero!"

11 Todos los ángeles estaban de pie alrededor del trono, de los ancianos y de los cuatro seres vivientes. Se postraron rostro en tierra delante del trono, y adoraron a Dios

12 diciendo: "¡Amén! La alabanza, la gloria, la sabiduría, la acción de gracias, la honra, el poder y la fortaleza son de nuestro Dios por los siglos de los siglos. ¡Amén!"

13 Entonces uno de los ancianos me preguntó: --Esos que están vestidos de blanco, ¿quiénes son, y de dónde vienen?

14 Eso usted lo sabe, mi señor respondí. Él me dijo: Aquellos son los que están saliendo de la gran tribulación; han lavado y blanqueado sus túnicas en la sangre del Cordero.

15 Por eso, están delante del trono de Dios, y día y noche le sirven en su templo; y el que está sentado en el trono les dará refugio en su santuario.

16 Ya no sufrirán hambre ni sed. No los abatirá el sol ni ningún calor abrasador.

17 Porque el Cordero que está en el trono los pastoreará y los guiará a fuentes de agua viva; y Dios les enjugará toda lágrima de sus ojos.

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