jueves, 28 de enero de 2010

CONOCER AL UNICO DIOS VERDADERO Y A JESUCRISTO

Todos entramos por la misericordia y gracia de Dios. Por el sacrificio de Jesucristo. Como el Cordero de Dios. Con el que Dios, restituye a toda la creación.
Esta es la entrada y la purificación, de quienes debemos de ser, a la vista de Dios. Limpios y puros de espíritu mente alma y corazón. Para poder agradar a Dios.

Conexión del pacto Antiguo y del nuevo pacto

Hebreos 9:1 Ahora bien, el primer pacto tenía sus normas para el culto, y un santuario terrenal.

2 En efecto, se habilitó un tabernáculo de tal modo que en su primera parte, llamada el Lugar Santo, estaban el candelabro, la mesa y los panes consagrados.

3 Tras la segunda cortina estaba la parte llamada el Lugar Santísimo,
4 el cual tenía el altar de oro para el incienso y el arca del pacto, toda recubierta de oro. Dentro del arca había una urna de oro que contenía el maná, la vara de Aarón que había retoñado, y las tablas del pacto.
5 Encima del arca estaban los querubines de la gloria, que cubrían con su sombra el lugar de la expiación. Pero ahora no se puede hablar de eso en detalle.

6 Así dispuestas todas estas cosas, los sacerdotes entran continuamente en la primera parte del tabernáculo para celebrar el culto.

7 Pero en la segunda parte entra únicamente el sumo sacerdote, y sólo una vez al año, provisto siempre de sangre que ofrece por sí mismo y por los pecados de ignorancia cometidos por el pueblo.

8 Con esto el Espíritu Santo da a entender que, mientras siga en pie el primer tabernáculo, aún no se habrá revelado el camino que conduce al Lugar Santísimo.

9 Esto nos ilustra hoy día que las ofrendas y los sacrificios que allí se ofrecen no tienen poder alguno para perfeccionar la conciencia de los que celebran ese culto.

10 No se trata más que de reglas externas relacionadas con alimentos, bebidas y diversas ceremonias de purificación, válidas sólo hasta el tiempo señalado para reformarlo todo.

11 Cristo, por el contrario, al presentarse como sumo sacerdote de los bienes definitivos en el tabernáculo más excelente y perfecto, no hecho por manos humanas (es decir, que no es de esta creación),
12 entró una sola vez y para siempre en el Lugar Santísimo. No lo hizo con sangre de machos cabríos y becerros, sino con su propia sangre, logrando así un rescate eterno.
13 La sangre de machos cabríos y de toros, y las cenizas de una novilla rociadas sobre personas impuras, las santifican de modo que quedan limpias por fuera.

14 Si esto es así, ¡cuánto más la sangre de Cristo, quien por medio del Espíritu eterno se ofreció sin mancha a Dios, purificará nuestra conciencia de las obras que conducen a la muerte, a fin de que sirvamos al Dios viviente!

15 Por eso Cristo es mediador de un nuevo pacto, para que los llamados reciban la herencia eterna prometida, ahora que él ha muerto para liberarlos de los pecados cometidos bajo el primer pacto.
16 En el caso de un testamento, es necesario constatar la muerte del testador, 17 pues un testamento sólo adquiere validez cuando el testador muere, y no entra en vigor mientras vive.
18 De ahí que ni siquiera el primer pacto se haya establecido sin sangre.

19 Después de promulgar todos los mandamientos de la ley a todo el pueblo, Moisés tomó la sangre de los becerros junto con agua, lana escarlata y ramas de hisopo, y roció el libro de la ley y a todo el pueblo,
20 diciendo: "Ésta es la sangre del pacto que Dios ha mandado que ustedes cumplan."
21 De la misma manera roció con la sangre el tabernáculo y todos los objetos que se usaban en el culto.

22 De hecho, la ley exige que casi todo sea purificado con sangre, pues sin derramamiento de sangre no hay perdón.

El sacrificio de Cristo quita el pecado

23 Así que era necesario que las copias de las realidades celestiales fueran purificadas con esos sacrificios, pero que las realidades mismas lo fueran con sacrificios superiores a aquellos.

24 En efecto, Cristo no entró en un santuario hecho por manos humanas, simple copia del verdadero santuario, sino en el cielo mismo, para presentarse ahora ante Dios en favor nuestro.

25 Ni entró en el cielo para ofrecerse vez tras vez, como entra el sumo sacerdote en el Lugar Santísimo cada año con sangre ajena.

26 Si así fuera, Cristo habría tenido que sufrir muchas veces desde la creación del mundo. Al contrario, ahora, al final de los tiempos, se ha presentado una sola vez y para siempre a fin de acabar con el pecado mediante el sacrificio de sí mismo.

27 Y así como está establecido que los seres humanos mueran una sola vez, y después venga el juicio,
28 también Cristo fue ofrecido en sacrificio una sola vez para quitar los pecados de muchos; y aparecerá por segunda vez, ya no para cargar con pecado alguno, sino para traer salvación a quienes lo esperan.
El lugar Santo es el servicio de Dios. Los Ángeles llevan las oraciones que están en conformidad a la voluntad y propósito de Dios. Los panes de proposición. Son para servir y alimentar. La fe, de todos los que van a heredar, el Reino de Dios. El cofre con la vara del sacerdocio y el mana que representa la palabra de Dios. Mas el candelabro con siete lámparas. Representando la iluminación, que Dios nos da. Para que lo reconozcamos a Él mismo. Y a quien Él envió. A su amado hijo Jesucristo.

Si andamos como corderos de Dios. Y nos dejamos guiar a semejanza de su rebaño. Entraremos en el lugar Santo. Y Dios nos utilizara para poder servirle. Y beneficiar a otros, empezando por darles el testimonio, a nuestra propia familia.

El lugar Santísimo, es llegar a cumplir la voluntad de Dios. Nuestro padre eterno, en su hijo Jesucristo. Para nuestras vidas. Que es llegar a conocer a Dios. Y a quien Él ha enviado.

Jesús ora por sus discípulos

Juan 17:1 Después que Jesús dijo esto, dirigió la mirada al cielo y oró así: "Padre, ha llegado la hora. Glorifica a tu Hijo, para que tu Hijo te glorifique a ti,
2 ya que le has conferido autoridad sobre todo mortal para que él les conceda vida eterna a todos los que le has dado.
3 Y ésta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien tú has enviado.

4 Yo te he glorificado en la tierra, y he llevado a cabo la obra que me encomendaste.

5 Y ahora, Padre, glorifícame en tu presencia con la gloria que tuve contigo antes de que el mundo existiera.

6 "A los que me diste del mundo les he revelado quién eres. Eran tuyos; tú me los diste y ellos han obedecido tu palabra.

7 Ahora saben que todo lo que me has dado viene de ti,
8 porque les he entregado las palabras que me diste, y ellos las aceptaron; saben con certeza que salí de ti, y han creído que tú me enviaste.

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